Tierra y cultura son dos aspectos inseparables para la vida de las comunidades campesinas. El hecho de no consignar su cultura como un asunto de importancia para el país, muestra que el derecho a la tierra y la permanencia y defensa de su territorio no está contemplado por el Gobierno.
2013/ Julio 9/ Por: Alexander Escobar/
Mencionar la cultura dentro de los distintos procesos y sectores sociales, no implica que el tema siempre se desarrolle con la importancia necesaria. Hay avances en
propuestas y procesos adelantados por comunidades y organizaciones en todo el
territorio colombiano, lo cual constituye un hecho trascendental para el país.
Sin embargo, la importancia de este trabajo y las valiosas experiencias
acumuladas hasta el momento son hechos aislados que no están articulados para
el estudio, análisis y reformulación de la Política Cultural de Colombia.
Es
común que la Ley General de Cultura de Colombia, Ley 397 de 1997, no se analice
dentro de las organizaciones y procesos sociales. De allí el desconocimiento de
sus alcances y afectación directa en la estructura política y social del país.
El tema de las comunidades campesinas nos sirve de ejemplo para analizar estos
efectos.
En
Colombia la Política Cultural contiene apartados que reconoce los derechos de
los grupos étnicos, –sería descabellado si no lo hiciera–, sin embargo, ello no
ocurre de igual forma para las comunidades campesinas. Esto obedece a una
concepción que, aunque no se mencione, fundamenta la protección de las
tradiciones, costumbres y saberes de comunidades étnicas, en relación al
genocidio y violencia ejercida contra ellas y su cultura durante el periodo de
la Conquista y la esclavitud, es decir, la formulación de este tipo de
políticas se da en términos de una reparación histórica y, aunque tampoco se
diga, por la organización y lucha de estas comunidades que hicieron evidente la
necesidad –o la obligatoriedad– de hacerlo. Pero es una reparación que excluye
a un sector de la sociedad: el campesinado, y lo cual trae repercusiones
devastadoras.
La forma sutil de
negar el territorio
La
no inclusión del campesinado dentro de la Política Cultural colombiana tiene
una implicación directa con el no reconocimiento del derecho a la tierra.
Indígenas, afrodescendientes y campesinos han construido su cultura a partir
del territorio que habitan, o luchan por recuperar. Por tanto hablar de
preservar la cultura en estas comunidades, es hablar también del derecho a la
tierra y preservación del territorio que evite su desaparición y conserve su
cultura.
Tierra
y cultura son dos aspectos inseparables para la vida de las comunidades. Y
omitir o negar alguno significa desaparecer, por defecto, al otro. Dentro de la
política colombiana las comunidades campesinas son víctimas de esta estrategia
de desaparición. El hecho de no consignar su cultura como un asunto de
importancia para el país, muestra que el derecho a la tierra y la permanencia y
defensa de su territorio no está contemplado por el Gobierno.
De
esta manera el Estado colombiano deja clara la exclusión y desconocimiento del
campesinado a través de políticas culturales que emiten mensajes subliminales
en su contra, que les expone como colonos invasores sin cultura y territorio,
una especie de intrusos con los cuales deben convivir las comunidades indígenas
y afrodescendientes. Es una política, por tanto, que borra la cultura campesina
de la historia del país.
Y también es una forma de evadir las responsabilidades de la violencia estatal. Porque bajo la fachada –“la buena voluntad”– de “reparar” las injusticias cometidas en el pasado remoto de las comunidades étnicas, se promueve una Política Cultural que se escabulle de la responsabilidad del presente y las últimas décadas de la realidad de las comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes que sobreviven a la violencia gubernamental ejercida con la implementación del paramilitarismo en sus territorios y –en otros casos documentados– en forma directa a través del ejército y la policía [1].
Es
claro, entonces, que exigir que la promoción y defensa de la cultura campesina
se incluya dentro de la Política Cultural colombiana, es una condición de suma
importancia para superar una ideología que despoja de su historia y derechos a
estas comunidades. Y es evidente que requieren de un trato especial, en tanto
que sus tradiciones, costumbres y saberes, al igual que las manifestaciones
culturales de los grupos étnicos, también se encuentran en riesgo y resisten a
través de la organización y promoción de su cultura. En el caso del Valle del
Cauca, un ejemplo de ello lo constituye la Asociación de Trabajadores
Campesinos del Valle del Cauca (ASTRACAVA), una organización que promueve la
defensa del territorio, tradiciones y costumbres a través de eventos como el Encuentro de Sabores y Saberes Campesinos que año tras
año recupera y reconstruye la memoria campesina que sobrevive y resiste a la
muerte y el despojo.
Lo
anterior es de vital importancia para comprender, de modo más amplio, lo que
representan las Zonas de Reserva Campesina (ZRC) planteadas por organizaciones
campesinas en distintas regiones del país, y que son tema de discusión en los
diálogos de paz en La Habana. Porque el derecho a la tierra, y el ejercicio
autónomo a decidir la finalidad, vocación y uso respetuoso del territorio se da
también en relación al afianzamiento y recuperación de los saberes y memoria
del campesinado que ha sobrevivido a la violencia estatal. Pero además nos
sirve para comprender la política del Gobierno frente al campesinado: casos
como el de los campesinos heridos y asesinados por la Fuerza Pública en el
norte del departamento de Santander, que defienden y exigen la consolidación de
la ZRC del Catatumbo, muestra que borrar la cultura campesina de la historia
del país es parte integral de la negación del territorio y desaparición física
agenciada por el Estado colombiano que dispara y asesina al campesinado [2].
La
exigencia de incluir la promoción y defensa de la cultura campesina en la
Política Cultural colombiana, es tan solo uno de tantos temas que deben ser
abordados para la construcción de una Paz con Justicia Social acorde a las
realidades y necesidades de nuestra gente. El no hacerlo significa continuar
promoviendo un país pensado para extraños y que desconoce las particularidades
de las poblaciones que lo habitan, en este caso específico, que desconoce a la
población campesina.
Pero
aún quedan muchos temas por tratar. Por ello los artistas han puesto sobre la
mesa la necesidad de discutir la Política Cultural en los diálogos de paz que se
adelantan en La Habana. El conversatorio “Artistas Populares por la Paz con
Justicia Social”, convocado por la Red de Artistas Populares del Suroccidente
(RAPSO), hizo pública esta exigencia el 18 de mayo de 2013 dentro del marco del
V Festival Nacional de Teatro Popular:
Teatro y Realidad Social realizado en la ciudad de Palmira.
La Política Cultural del país es un
tema que convoca a todos los sectores de la sociedad para el análisis
responsable de sus implicaciones en la estructura social y política colombiana.
Es necesario analizar la concepción ideológica de la Política Cultural a fondo:
en la forma como repercute en la concepción del territorio y el derecho a la
tierra; en cómo concibe “lo popular”; si garantiza condiciones de vida dignas
para los artistas; si está concebida para la recuperación y afianzamiento de la
memoria frente al bombardeo ideológico de los canales privados de televisión…
En fin, sobre estos y otros temas que no requieren solo cambios en las
estructuras políticas, económicas y sociales para superar la inequidad, sino
que además necesitan de una Política Cultural que permita su afianzamiento y
comprensión para superar el odio, la polarización, y las guerras civiles que
acostumbran promover los enemigos de la Paz con Justicia Social.
Ver también:
[1]
Actualmente la Fiscalía investiga a 44 mil integrantes de la Fuerza Pública por diversos
delitos, entre los que se encuentran violaciones a los Derechos Humanos y al
Derecho Internacional Humanitario.
[2]
Sobre los hechos ocurridos en el Catatumbo puede consultarse el video realizado
por Prensa Rural, Independencia TV y Cine Latina: http://youtu.be/DsM-WofFmyM
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